El viaje
La maleta abierta, reposaba sobre la cama desecha durante el desvelo de una noche sin sueño.
Ella desnuda en un rincón sin ánimo de tomar parte de los planes de su clíente esperaba el desenlace de la historia.
Había vendido su cuerpo durante el último año a todo el que deseara pagarla, y un día alguien desconocido en su corazón la invitaba a subir al tren de su vida.
Nunca pensó que nadie la amara y menos que alguien la incluyera en sus proyectos de convivencia. Para ella esto además de ser una fuente de ingresos era la forma de manifestar el lado más masoquista de su vida.
El hombre que la proponía el nuevo viaje, era quizá altanero y caprichoso, pero esta vez había sucumbido al cuerpo y la mente de la prostituta.
Habían fornicado como posesos, durante la última etapa de su relación, sin pensar que el lenguaje de sus cuerpos les estaba acercando al fondo de su corazón.
El no pudo sospechar que esas furtivas escapadas de su círculo matrimonial le pudieran llevar a lo que empezaba a ser su particular infierno personal, y tampoco podía ya prescindir de lo que había sido su capricho. El uso del espectacular cuerpo de una desconocida ahora le llevaba a abrir la puerta de su alma y pedirla que no le abandonase.
Ambos habían vivido una noche larga llena de miedo, y aunque plena de pasión, por primera vez desearon amarse de corazón.
La maleta abierta, reposaba sobre la cama desecha durante el desvelo de una noche sin sueño.
Ella desnuda en un rincón sin ánimo de tomar parte de los planes de su clíente esperaba el desenlace de la historia.
Había vendido su cuerpo durante el último año a todo el que deseara pagarla, y un día alguien desconocido en su corazón la invitaba a subir al tren de su vida.
Nunca pensó que nadie la amara y menos que alguien la incluyera en sus proyectos de convivencia. Para ella esto además de ser una fuente de ingresos era la forma de manifestar el lado más masoquista de su vida.
El hombre que la proponía el nuevo viaje, era quizá altanero y caprichoso, pero esta vez había sucumbido al cuerpo y la mente de la prostituta.
Habían fornicado como posesos, durante la última etapa de su relación, sin pensar que el lenguaje de sus cuerpos les estaba acercando al fondo de su corazón.
El no pudo sospechar que esas furtivas escapadas de su círculo matrimonial le pudieran llevar a lo que empezaba a ser su particular infierno personal, y tampoco podía ya prescindir de lo que había sido su capricho. El uso del espectacular cuerpo de una desconocida ahora le llevaba a abrir la puerta de su alma y pedirla que no le abandonase.
Ambos habían vivido una noche larga llena de miedo, y aunque plena de pasión, por primera vez desearon amarse de corazón.
Su desenfrenada necesidad de quererse, los hizo juntar su lado animal a la adición emocional que en este momento sentian, sus cuerpos fundidos en un orgasmo salvaje les dejaría grabado para siempre una nueva e intensa forma de amar.
Entonces ella rompió el fuego, y con la maestría que su dura vida la había enseñado, cerró la maleta y con lágrimas en los ojos le dio un beso de despedida.
Sus labios entreabiertos solo dejaron salir una frase.
Te quiero.
¿Nos veremos en la próxima estación?.
Entonces ella rompió el fuego, y con la maestría que su dura vida la había enseñado, cerró la maleta y con lágrimas en los ojos le dio un beso de despedida.
Sus labios entreabiertos solo dejaron salir una frase.
Te quiero.
¿Nos veremos en la próxima estación?.
Una pregunta que deseaban convertir en realidad. Pero eso sería el comienzo de otro viaje.
El comprendió entonces que para iniciar ese viaje tendría que volver a la estación de origen, despedir a su pasado y desnudo de infidelidades ir al encuentro de la que ya era su razón para vivir.
Efe
El comprendió entonces que para iniciar ese viaje tendría que volver a la estación de origen, despedir a su pasado y desnudo de infidelidades ir al encuentro de la que ya era su razón para vivir.
Efe
Hola Efe encantada de volver a leerte muy bonito el texto que acabo de leer.
ResponderEliminarPara comenzar un nuevo camino hay que desacerse de las zapatillas usadas.
No te he comentado antes por un problema de conexión que tenía, ahora ya solucionado.
Muack me alegra volver a tu rincón.
Darilea. Es un placer recibirte en este rincón.
ResponderEliminarUn abrazo.
efe
Llega un momento de la vida en que hemos de dejarnos de transitar andenes y tomar el tren de una vez o, marcharnos a casa para siempre...
ResponderEliminarUn abrazo
Trini. Es verdad las encrucijadas a veces abren puertas en la vida.
ResponderEliminarUn beso.
efe
Abrir o cerrar una puerta, pero hacerlo bien. Eso es lo importante, con la cabeza alta y la decisión firme.
ResponderEliminarSorprendida y encandilada me has dejado
Un besazo amigo mio
mistress moon.
ResponderEliminarEl pasado a veces aunque es lo correcto se equivoca y no deja entrar al presente.
La pasión no entiende de situaciones solo habla de amor.
Un beso.
Siempre efe{LL}
Como tú, amigo, a veces Me demoro en demasía; a veces, Me cuesta decidirme a dejar un comentario.... en los lugares donde precisamente más Me importa la calidad de lo que digo.
ResponderEliminarMe gustaría dejarte algo más que una halagadora - aunque justa - frase sobre este texto.
Pero mucho Me temo que esta vez Me quedo en eso: gozosamente mecido en las suaves aguas de tu escritura, recorro indolentemente los últimos textos, permitiendo que su perfume Me envuelva.
Me siento como en casa, arropado por este aroma familiar, arrullado por tus hermosos sentimientos...
Abandonado a esta sensualidad, sólo alcanzo a musitar: gracias.
Un abrazo